CARPE

26 de abril de 2008

A veces sos feliz póstumamente.

Vos no te das cuenta, pero ese pezón - rosado o café- es un vislumbre, una profecía, una certeza. Un amuleto contra el miedo, una piezecilla de candor.

A veces no lo sabés, pero esa piel de ahora, esa boca posible, esa curva cercana, es lo único que tenés. Por eso me digo: "entregate", no hay más, el futuro no va a llegar.

Mañana es nomás un pretexto para el tedio y la gris fantasía.

1 comentarios:

La Vero Vero dijo...

Y, digame, maestro de la palabra.

Esto que me ocurre a mi. Este amor a destiempo. Estos tiempos del amor que no entiendo, peor alcanzo. ¿Existen?

Diría mi Arcángel: "Nos quisimos mucho, primaveras, otoños, inviernos, pero jamás en el mismo día"

Y, pasa, que no sé donde dejé extraviado "ese" día, peor aún, si alguna vez existió.

Tu texto sólo certifica la soledad de mis sábanas.

Pero, gracias.

Te abrazo fuerte.