Tiempo de balanzas

31 de diciembre de 2007

Fin de año. Tiempo de resúmenes. Tiempo de balances y de balanzas.

¿Por dónde empezar? ¿Qué se puede decir de un año perfecto? ¿De una “gestión” tan generosa?

Quizás bastaría y sobraría con una lista de agradecimientos. Así que allá voy.

Hola, hola, sí, uno, dos...
Estas palabras están dirigidas hacia el Señor o Señora responsable de este maravilloso desbarajuste que llamamos Vida.

Aprovecho la inédita oportunidad para felicitarle la creatividad y belleza que ha derramado sobre esta esfera azul (se le perdonan los excesos y también las faltas –aunque, cada vez estoy más convencido- de que la violencia, la pobreza, el horror, las hambrunas y otras calamidades, son desastres de los que nosotros –los mamíferos racionales bípedos con encéfalo altamente desarrollado y dedo pulgar opuesto- somos los únicos culpables. Así que la resolución de dichas asignaturas nos compete única y exclusivamente a nosotros mismos, total usted ya hizo bastante).

Una vez expresado lo anterior paso a enumerar mi inventario de agradecimientos:"

Gracias por la salud. Todavía camino con mis pies, veo con mis ojos, escucho canciones, digiero, razono casi en limpio, meto goles, saboreo helados y bocas, abrazo a sobrinas que amo y veinteañeras ídem, y lo que es mejor, aún no necesito Viagra para elevar mi… autoestima.


Gracias por el dinero. Y gracias por permitirme ganármelo haciendo cosas que amo y que, encima, son útiles: cátedras que motivan, manuales que enseñan, textos que producen placer y/o espanto. Gracias porque eso de que “el dinero no te hace feliz” es nomás –como creo que dijo Facundo Cabral- un rumor que han hecho correr los ricos para que no los jodamos intentando igualarnos a ellos.


Gracias por el amor. Se salió de mi vida la chica “del hoyuelo en la mitad de su sonrisa” y encontré a la “de los ojos extraños”. Salí ganando. Como dice Silvio: “… que me salvas de la muerte con fortuna en el amor…”. Y sí, esta mujer es una maravillosa compañera de viaje, hasta dan ganas de tranquilizarse un poco… pero no nos adelantemos, no otra vez…
Gracias, en fin, por el Nautilus (mi maravilloso Suzuki Samurai verde petróleo del ‘87), el Premio Nacional de Poesía, el privilegio casi erótico de haberlos escuchado en vivo a Serrat y a Sabina, las amistades virtuales que se van tornando cada vez más reales y –sobre todo- por esta inagotable curiosidad que me mantiene despierto y caminando).

Compañeros de viaje: que el 2008 sea –para todos nosotros- el mágico escenario en el cual desenvolvamos, generosamente, nuestras más bellas posibilidades como seres humanos.

¡¡¡SALUD!!!

Buenos Aires: Toma Final

24 de diciembre de 2007

Es bueno viajar y también es bueno regresar. Sé que con cada viaje crezco, me expando, aprendo, cotejo, como se dice por ahí: “viajando es que se acaban los prejuicios”.

Buenos Aires, entre otras cosas, posee la magia de sus habitantes. Para mí, por ejemplo, fue importantísimo conocer el Parque Lezama, porque allí transcurren episodios importantes de la inadjetivable novela Sobre héroes y tumbas, de mi dilecto Ernesto Sábato.

Además, claro, por esa ciudad transitaron Borges y Cortázar, Charly y Fito, etcétera.

Ya para el resumen me quedan las siguientes impresiones:

  • Los argentinos se sienten orgullosos de ser argentinos. Tienen buenos y diversos motivos. A nosotros –lamentablemente- nos cuesta más enarbolar nuestra “bolivianitud”.
  • Los noté dispuestos a mejorar, a "rajarse el culo" por llegar a tener días mejores. En nosotros veo mucho conformismo, mucho “así nomás”.
  • Me pareció que su ciudad –es decir, sus autoridades- se preocupaban por ellos. En infraestructura vial, cultural, deportiva y, siento que, a nosotros, nuestras ciudades nos tienen abandonados.
  • En lo lingüístico, he decidido abandonar el uso frecuente del diminutivo, ejemplos: “me invita un vasito de agua”, “un favorcito”, “disculpe, ¿tiene llajuita?, etceterita. Se me antoja que es uno de los síntomas de nuestra baja autoestimita...

Resumiendo, Buenos Aires o cualquier paraje del mundo tienen valiosas lecciones para darnos. Conocer otros lugares es un privilegio que expande el tamaño de nuestra alma, si estamos atentos, claro. Finalmente, y parafraseando a un estupendo slogan de autos, yo voy a seguir viajando: “porque hay lugares que todavía no me conocen”.

Buenos Aires: Toma 2

21 de diciembre de 2007

¿Cuántas ciudades contiene en su panza una ciudad? Muchas, muchísimas.

El Buenos Aires que yo he visto es sólo una de sus múltiples e infinitas versiones. Muchas cosas quedan en la memoria: los 120 metros de ancho de la Avenida 9 de julio, el Obelisco, las hermosas fuentes y monumentos de muchas plazas, los viajes en subte, los puestos de flores y revisterías en casi cada esquina del centro; la huelga de los operarios del subte, el robo de la cartera a esa pobre gordita, en fin…

Sin embargo, hoy quiero quedarme con el pedacito de Buenos Aires que más me conmovió: la Librería El Ateneo.


Yo quiero para mi ciudad

Imagínese, amigo lector, amiga lectora, a este devoto amante de los libros ingresando a una librería que antes fue un teatro, sí, de esos con galerías, balcones y escenario, convertido -para regocijo cuasi orgásmico- en un círculo mágico donde se amontonan miles y miles de libros en prolijo orden.

Al entrar, uno sabe que esto será diferente. ¡Hay gente!

"Cosas vide, Sancho, que no podríais creer". Una linda chica despatarrada en el suelo buscando su libro de turno; una sección para niños que parece un set de La historia sin fin o Disneylandia; un café muy lindo en el que te podés sentar a leer el libro que te dé la gana (sin que nadie te joda con un: "¿lo va a comprar?", secciones completas dedicadas a la Poesía o al Esoterismo o a los Diccionarios o a la Autoayuda; y, claro, ¡más gente!

Luego subí en el ascensor hasta el tercer piso y mientras observaba el espectáculo de la gente comprando libros y más libros, anonadado y envidioso, surgió la pregunta: ¿y si le dedico mi vida al sueño ese en el que en Santa Cruz de la Sierra existe una librería como esa y, -todavía mejor- lectores como esos?

Juro que lo estoy pensando…

Buenos Aires: Toma 1

17 de diciembre de 2007

"Estoy en la Bombonera y dentro de un rato estaré escuchando a Sabina y Serrat". Me lo repetí como cuatro veces y, finalmente, me la creí.

Todo arrancó como estaba previsto. Los españoles (¡coño!) desgranaron varias de las canciones que forman parte irremplazable e indiscutible de mi banda sonora particular.

La gente, fenomenal. Todos coreábamos las canciones, mientras, los adolescentes de cincuenta años, sobre el escenario, bromeaban como si estuvieran en casa. Y lo estaban... Nos hicieron decir "clítoris", se burlaron de sus respectivas "hombrías", jodían como si fuera gratis, los músicos impecables, en fin. Una verdadera Fiesta en pleno corazón de Calle Melancolía.

¿Que si valió la pena las 35 horas de viaje y los 2.300 kilómetros recorridos?

Andaaaaaaa..., únicamente intensidades como ésta hacen que vivir siga valiendo la pena.

¡Salud!

No hay otra norma...

11 de diciembre de 2007


Amigos:

Este, probablemente, es el mejor año de mi vida. Me han ocurrido cosas casi mágicas. De pronto siento cómo el universo confabula a favor mío.

Muchos y variados son los hechos que así lo demuestran: el Nautilus, las posibilidades laborales creativas y bien remuneradas, la salud (mis ojos aún miran, los oídos escuchan, los pies me llevan, en fin…), la poesía que hoy está más viva que nunca y, para rematar, mañana jueves me voy a Nuestra Señora de los Buenos Aires acompañado de “la de los ojos extraños” y un grupo de amigos para ser uno más de los miles de privilegiados espectadores de la gira “Dos pájaros de un tiro”.

En resumen, queridos amigos, hagámosle caso al buen Drexler cuando afirma: “Cada uno da lo que recibe, y luego recibe lo que da, nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma”

Así que, portémonos bien con la Vida, ya que Ella se portará con igual reciprocidad con nosotros.


P.D. Queda un anhelo. Que en nuestro país se instale la cordura, el respeto, la esperanza y algo parecido a la paz. Amén.

Celebración de la memoria

6 de diciembre de 2007

Ayer por la noche me di el gusto de leer “de un sopetón” un libro bastante especial.

Su título es Mi vida, fue escrito por la señora Aida Chávez Hurtado y publicado cerca a 1974.

Por fuera es bastante insignificante, apenas si parece un cuadernillo amarillo. No tiene editorial, ni tapa dura, ni fotos, ni nada. Cada párrafo empieza con la palabra inicial escrita con MAYÚSCULAS y data de la época en la que los monosílabos dio, vio, fue y fui aún llevaban tilde… ¡Ah! Pero por dentro…

El fondo de las cosas

Por dentro es un maravilloso documento. Está conformado por una serie de episodios con los que la autora reconstruye su paso por este mundo y –valga la redundancia- de paso nos bosqueja el mundo en el que le tocó vivir.

De esta manera nos enteramos cómo miércoles eran las cosas en Santa Cruz y –sobre todo- el Beni rural durante la primera mitad del siglo pasado. Asistimos, hipnotizados, a un relato simple y directo de hechos tales como: la convivencia con serpientes, la campaña del Chaco, los imposibles viajes en carretón, la aparición del primer taxi-aéreo en la región, alguna escaramuza del mítico “bandolero” Carmelo Hurtado, la servidumbre de los pueblos selváticos, la alegría de los nacimientos, el luto en el que nos detienen los que van partiendo pero, por sobre todas las cosas, la fe insobornable y militante en Dios.

Declaro que no pude soltar el libro hasta que agoté las escasas 54 páginas que lo componen, felizmente atrapado por un relato simple y, a la vez, vital.

De esta manera, gracias a esta mujer que, además de ser una de las ganaderas más importantes de la época, se dio el tiempo necesario como para escribir sus memorias, es que hoy poseemos un invalorable vistazo hacia las cosas que fueron y que –claro- nos ayudan a comprender a las cosas como hoy son.

Celebro, una vez más, a la página escrita como la memoria de la gente y del tiempo.

Un viernes diferente

5 de diciembre de 2007

Gracias al entusiasmo, el tono optimista de voz y algunas llamadas, el Círculo de Lectores de la UPSA ha logrado consolidar un espacio realmente alentador para quienes amamos la literatura.

Es por eso que este viernes 7 de diciembre en ese entrañable lugar llamado Peko’s (calle Cochabamba casi esquina Warnes), viviremos la tercera y última Noche de Literatura del año.

Nuestras anfitrionas plantean las 20:00 como hora de arribo. Después acomodarse, pedirse una leche saborizada helada o quizás hasta un yogurt on the rocks y, finalmente, escuchar los textos de Claudia Peña, Róger Otero y Oscar Gutiérrez, entre otros.

La invitación está hecha.