"Estoy en la Bombonera y dentro de un rato estaré escuchando a Sabina y Serrat". Me lo repetí como cuatro veces y, finalmente, me la creí.
Todo arrancó como estaba previsto. Los españoles (¡coño!) desgranaron varias de las canciones que forman parte irremplazable e indiscutible de mi banda sonora particular.
La gente, fenomenal. Todos coreábamos las canciones, mientras, los adolescentes de cincuenta años, sobre el escenario, bromeaban como si estuvieran en casa. Y lo estaban... Nos hicieron decir "clítoris", se burlaron de sus respectivas "hombrías", jodían como si fuera gratis, los músicos impecables, en fin. Una verdadera Fiesta en pleno corazón de Calle Melancolía.
¿Que si valió la pena las 35 horas de viaje y los 2.300 kilómetros recorridos?
Andaaaaaaa..., únicamente intensidades como ésta hacen que vivir siga valiendo la pena.
¡Salud!
Buenos Aires: Toma 1
17 de diciembre de 2007
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6 comentarios:
Que envidia!!! culiau!!
Amigo! se a lo que te refieres, yo los vi en Sanyiago. Realmente, son unos adolescentes. Les debo una buena crónica, prometo hacerlo pronto.
Un abrazo totalmentre identificado :)
... la puta envidia... envieida de mierda... ahhhhgggg...
... espero que por lo menos traigás alfajores.
Qué envidia!!!
Redundante, pero sincero...no tengo más que decir.
Te dejo un beso, querido Oscar...ya me estarás contando de boca como fue todo.
Hola puky! cómo andás?
Te dejo un beso para Daniela, por su cumple...
.
Respecto al post no opino, no me salen palabras para describir la no-sana envidia que siento... jejeje
besos
Que felicidad paisano. Vos lo dices, esas son las cosas que la vida valga la pena ser vivida.
Un abrazo
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