APUNTES PARA UNA ENTREVISTA

25 de febrero de 2011


Geraldine Domínguez, periodista del área cultural de "El Sol" me alegró la mañana de hace unos diez días atrás al decirme que quería entrevistarme en extenso. Le pedí que me marcara los tópicos de la entrevista y luego le envié mis respuestas. Por razones que todos comprendemos, no salió todo lo que escribí, así que aquí va el texto completo.


• Mi vida está marcada por las palabras.
• Mi pasión por las letras es, sospecho, congénita. Entre los libros y yo hubo un hechizo natural. Tras que los vi, supe que eran el instrumento adecuado para intentar saber de qué miércoles se trata el mundo. Y no me he equivocado…
• Antes que nada soy un lector. Yo no sería yo sin los libros en los que he naufragado. Una de mis privadas formas de la felicidad consiste en descubrir el diamante y el cadáver que todo buen texto guarda en su interior.
• Mi primer libro fue una publicación colectiva (de ahí su nombre: Tres al hilo), fue en el año 2003, allí “debutamos” Alejandra Barbery, Alfredo Rodríguez y yo.
• Al principio pensaba que lo que escribía me salía “de chichada”. Durante mucho tiempo pensé que un día se me acabarían los temas o la inspiración. Me tomó algún tiempo comprender que ser artista es un verdadero don, un regalo de los dioses y una vocación que implica lujuria y responsabilidad. Lujuria porque ver un libro tuyo publicado, o que alguien se sepa uno de tus poemas, o que te vaya sanando el alma ese auténtico exorcismo que es la escritura es algo muy vinculado al placer, a lo lúdico, a lo erótico…y también es una responsabilidad porque ser artista implica acatar la maldición de la sensibilidad, de la conciencia. De algún secreto modo, estás condenado a la lucidez y a su hermana siamesa: mademoiselle soledad. Y ésas no te sueltan…
• Lo más importante que me ha pasado fue el haber ganado el Premio Nacional de Literatura “Santa Cruz de la Sierra” el año 2007 por mi poemario “Sobrevuelo en la ciudad de los anillos”, porque recién ahí me di cuenta de que lo que escribo es digno de ser llamado poesía.
• Actualmente disfruto de la felicidad de saber que mi libro Sobrevuelo 2.0 está agotado (¿sabés lo que eso significa para un libro de poesía?), así que ahora me dedicaré a “pechear” para que Editorial La Hoguera se entusiasme con una nueva edición…
• Estoy convencido de que desde Otero Reiche para acá, nadie ha celebrado a nuestra ciudad como lo hacen mis poemarios. Como lector soy universal, pero como poeta soy absolutamente cruceño.
• El siguiente paso es internacionalizar lo que uno hace. Ir a festivales, ganar concursos, obtener prestigio afuera del país. Los bolivianos necesitamos, con carácter de urgencia, historias de éxito. Y ya que uno tiene la venturosa maldición de escribir con cierto espíritu y relojería, sería un verdadero despropósito el no intentarlo, ¿no crees?

GUITARRA Y FUEGO

14 de febrero de 2011

Como algunos de ustedes saben, guardo en mi museo personal, como una de mis más preciadas cosas, el recuerdo de mi inefable abuelo vallegrandino quien, entre otras cosas, fue un notable guitarrista.
Debió ser por eso (y por mi natural tendencia a decir que sí a todo lo que tenga que ver explícita o remotamente con el Arte) que hace un par de semanas acepté ser el presentador de un joven guitarrista cruceño llamado Sebastián Hurtado.


Como parte del proceso fui invitado a escucharlo en un concierto que el Cuarteto de Fuego brindó en la casa del talentoso muralista Lorgio Vaca.
¡Yo no sabía que la música iba a hacerme eso! De las manos de los cuatro intérpretes brotó la magia, y no es metáfora… La imperecedera música de Bizet y Rodrigo, entre otros, llevó al público que abarrotó el “galpón” a diversos lugares emocionales que llevan nombres tan extraños como: nostalgia, tristeza, euforia y melancolía…
Una semana después, yo, ante más de 300 personas, en el principal escenario de la ciudad de los anillos realicé una presentación que (luego lo supe) gustó bastante por lo breve y amena. Instantes después de mis palabras, la magia de la guitarra volvió a hacerse presente. Sebastián desgranó ante su público una serie de melodías técnicamente jodidas… y emocionalmente inolvidables. Este hombre de 19 años es, sin lugar a dudas, uno de esos artistas que aplaudiremos –lo aseguro- muchas veces en el futuro.






El dato

Su guitarra artesanal, marca Luthier, es griega. Cuesta 2.500 euros. Los vale.