Homero Carvalho es una persona habitada. Constataciones tengo muchas.
Recuerdo, por ejemplo, una indeleble visita suya al aula en la cual yo me iniciaba como estudiante de Comunicación Social y el libro que –en aquella remota tarde me obsequió- (y que aún conservo, ¡por supuesto!).
Luego, la vez que compartimos la Sala de Redacción de un periódico tristemente perdido y, claro, las cíclicas conversaciones llenas de humor, vida y eso que algunos han dado en llamar poesía.
Cuando hace una semana le pedí su autorización para publicar el texto que ahora leerás, él me respondió: “Querido Puky: La poesía como el mundo están hechos para compartirlos. Por favor, reprodúzcalo”.
Así que hoy, visitante del Toborochi, pasá: esta es la casa del poeta.
Mi Casa
I
De niño imaginaba mi casa
la veía pequeña por fuera e inmensa por dentro
La soñaba con muchos cuartos
y una chimenea que nunca se encendía
Con libros por doquier abiertos al azar
para que las palabras compartan el hogar.
II
Hoy mi casa posee jardines
en los que cada mañana cantan las aves
Y en su interior cantan mis hijos
acompañados por un violín chiquitano
En las paredes de ladrillo
cuelgan sus retratos dibujados con carboncillo.
III
En el jardín de mi casa
Alguien plantó un totaí rodeado de bambúes
Yo sembré un guayabo
un árbol de manga rosa y unas inmensas sandías
Mis hijos sembraron un pino araucano
y mi esposa llenó las esquinas con jarajorechis.
IV
Por las noches abrimos el infinito
dejando que nuestro hogar nos habite
Mis hijos cuentan sus días
inventándose historias para hacerlos creíbles
Y cuando se duermen recogemos las palabras
que guardaremos para revelarlas cuando ellos se ausenten.
V
En mi casa hay un par de espejos
que protegen en secreto la vida que vivimos
Si nos falta alguien y lo necesitamos
nos basta con mirar en sus lunas y allí estamos todos
Esos espejos son las pupilas de mi esposa
donde siguen jugando los niños que siempre fuimos.
Santa Cruz de la Sierra, Primavera del 2007.
Homero Carvalho Oliva es autor de varios libros de cuentos y ha obtenido premios tanto en Bolivia como en otros países. En el año 1995 obtuvo el Premio nacional de Novela con su obra “Memoria de los espejos” y a la fecha ha escrito cinco novelas y dos poemarios: “Las Puertas” y “Los Reinos Dorados”.
Algunos poemas suyos se encuentran antologados en “Nueva Poesía Hispanoamericana” y “Poesía contemporánea de Bolivia”.
La casa de Homero
18 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Homero es un maestro. Nos conocimos hace mas o menos un año en Sucre. Allá probó ser una persona excepcional por la calidez de sus palabras y la actitud alegre y relajada que tiene. Ambas dejan fluir una buena onda perceptible a leguas. Capo.
Ronaldo:
Así es, Homero es uno de esos imprescindibles.
De Homero a mí me encantó Santo Vituperio. Sería una gran película si alguien se anima a convertirla en una pieza del séptimo arte. Claro siempre y cuando no sea don Tonchi Antezana (estoy medio malvada hoy día).
Me encantaba ir a la Notaría de doña Carmen (la esposa de Don Homero) y cuando la tenía que esperar aprovechaba y leía las Medusas de Fuego que tenía en su sala de espera de la calle Chuquisaca, una belleza, nada que ver con Sociales VIP o similares, como en todos los consultorios, notarios, peluquerías y demás boliches parecidos.
Otro abrazote desde la ciudad del Illimani.
Querido Puky...
Con la ternura profunda de mi corazón acabo de leer, "Toborochi"... y me pregunto con un nudo en el tragadero... ¿ qué me pasa? ¿por qué me escondo tanto? ¿será que mi sombra me asusta?...¿sera que otra sombra me arrincona?(no pienses mal) ¿qué pasa conmigo?... sin embargo, al mirarte en las fotos con don Oscar y ver a mi querido Homero, leer su poema, imaginándolo, con los chicos y Carmencita, se me escurrieron no solo las lágrimas, sino tambien los mocos...
Sabes que te admiro profundamente y te quiero mucho, pero, qué pena solo lo sé yo...
Laura M.
Publicar un comentario