LAS CRÓNICAS DE MI TOCAYO

16 de junio de 2008

Durante la Novena Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra, tuve el privilegio de participar en la presentación del que –considero- es el mejor libro de cuentos que se ha escrito últimamente por estos extraños lugares.

Estas son las palabras que pronuncié en aquella memorable ocasión:



Muy buenas noches, gracias por acompañarnos en este alumbramiento, en este dar a luz, en este verdadero “parto” que es la presentación de todo libro...

Escribir es un acto de “lesa travesura”.

Escribir es un juego, un acto de malabarismo, una partida de ajedrez contra uno mismo, un truco de múltiples espejos, una tuja de esconderse con el Verbo, un partido de fútbol contra nadie. Escribir es –en fin- uno de los hechos lúdicos por excelencia. Aunque –a veces- el escritor se juegue la vida en él.

En lo personal admiro y envidio (aunque lo más probable es que sea más lo segundo que lo primero) a aquellos mortales que, a través de sus narraciones son capaces de armar una trama creíble y disfrutable. No sé cómo miércoles lo hacen, pero sucede y nosotros –los lectores- lo sufrimos y lo gozamos.

Desde ese punto de vista los narradores son verdaderos fundadores de mundos, creadores de mitologías domésticas, pequeños dioses que disponen de vidas y de haciendas. Con la misma pasmosa habilidad con la que se ponen a parir personas y situaciones, son capaces de hacer que sus personajes amen, sangren, lloren, enloquezcan y hasta –se ha dado el caso- de que mueran.

El cuento –como género literario- es, visto desde esa óptica, un auténtico ejercicio de la observación, la imaginación y el rigor creativo.

Oscar Barbery Suárez –a pesar de su pinta de muchacho serio y de buenos modales- es un condenado travieso… y nos consta. No sólo porque desde hace un cuarto de siglo nos viene alegrando el día con el Duende y su camarilla a través de esas letales dosis de humor gráfico y ácida crítica que son su marca registrada.

Oscar, el creador, no contento con eso, ha transitado victorioso por otros géneros literarios, ya que desde la poesía, la dramaturgia y el cuento nos ha venido entregando extraños retazos de su alma ferozmente habitada. Y hoy, en este martes de Novena Feria viene a ofrecernos sus Crónicas Anilladas.

Este libro lo he leído dos veces. La primera de ellas despanzurrado de gusto sobre mi entrañable cama de dos plazas y, hoy, nuevamente, por segunda vez.

En estas 132 páginas, sus lectores encontrarán a un escritor ya maduro, habilísimo en el uso del lenguaje y de los recursos expresivos.

Además, a lo largo y ancho de estas quince crónicas anilladas, algunos de cuyos nombres son: Transmigrante, Cuestión de valor, Azafata, El extraño caso del doctor Menhir, Currículum, La quimera de Bailón y El cazador, entre otras, ocurre un fenómeno bastante curioso: la construcción literaria de nuestra propia ciudad, ésta, la de los anillos lúbricos y asfaltados.

Así, nosotros, quienes habitamos en esta urbe de las llanuras, nos vamos encontrando con personajes, rotondas, situaciones, comportamientos, costumbres, avenidas y rincones que nos resultan bastante familiares. Desde este punto de vista, estas Crónicas Anilladas son un formidable e insobornable espejo nuestro, puesto que nos muestra a la vez, el encanto de nuestra sonrisa, pero también nuestras primeras arrugas y cicatrices.

El autor ha logrado que yo, por ejemplo: ruegue por no toparme con el tachero número 93 de cierto radiomóvil; o que quiera trasladarme al frente de un cementerio desde donde se escuchan las canciones que cantan los muertos; o que busque a una empleada doméstica con pasta de escritora, o que anhele entablar una conversación con cierto profesor del Colegio Nuevo Amanecer ubicado en la UV 175 y que es un auténtico erudito en mitología.

Finalmente, también encontraremos a un acucioso y lúcido observador de la vida. Ya que, en algunos de sus cuentos, el narrador se da modos para compartir una visión particular del mundo, visión cáustica e irónica en la que, por ejemplo, nos advierte que “los buenos solo sirven para ser víctimas” (y yo que hasta entonces quería ser bueno…).

Quiero terminar estas palabras citando a uno de los mayores y mejores críticos de la literatura universal contemporánea, el franco-croata-vallegrandino Wilbur von Comatirendi Peña quien, con su ya consabida lucidez y erudición alguna vez afirmó: “Lean este libro… porque está ¡¡¡de la puta madre!!!".

Muchas gracias.
P.D. Las fotos las extraje del "Face" de Yino David Morón, quien es -además- el sonriente lector de la segunda foto.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

I could give my own opinion with your topic that is not boring for me.

Anónimo dijo...

Sorry if I commented your blog, but you have a nice idea.

Luna dijo...

Siii
q buen libro..
lo disfrute muchisimo..
yo tambien le temo al movil 93 jajaja

nada mejor que la feria del libro..para nuestros dias de goze..

besooos

MadelCarmen Vargas dijo...

Querido:
Tengo que confesarlo, disfruto palabra a palabra tus discursos de presentaciones de libros...
:)
¿Nuevo género? jajaja, no sé, pero todavía tengo muy presentes algunas ideas de lo que dijiste cuando Carlos presentó su libro.
Qué don el tuyo!
Besos


(menos de un mes)

Anónimo dijo...

querido,
esta feria del libro fue alucinante, tu libro me lo devoré en la flota de vuelta, por cierto el viajesango me dio pa leerlo 2 veces... la primera lo terminé antes de llegar a cochabamba... jaja, ya te madaré mis percepciones.
El de tu tocayo, me lo compré, y no pude hacerlo firmar... pero cuando termine con Santo Vituperio, lo tomo hasta el final.
Mi Marijo es una inversión infinita en libros, la primer noche, se compró un cuento, y se lo leyó al llegar a casa, la segunda noche se escogió el libro de Luis Andrade, el de poesias infinitas.. y se lo leyó esa misma noche... la tercera y última noche, se compró 5 cuentos cortos, y que crees?.. noo, sólo leyó 3...jajaja...
Me hiciste recordar maravillosos momentos, como el lleno total en tu presentación.. que me tocó mirarla por la vidriera...
Un abrazote, azuuuuuuuuuuuul...

Vania B. dijo...

Espero con ansias la Feria en La Paz. Ojalá vengas a presentar tu libro, así -si hay tiempo- aprovechamos y nos tomamos un vinito. Es lindo leerte, pero es mejor escucharte en persona.

En cuanto a los relatos de Oscar Barbery, ya te lo dije alguna vez, son magistrales.

Un abrazo enorme, mi querido Toborochi.

Anónimo dijo...

Luna:

AB-SO-LU-TA-MEN-TE de acuerdo con vos.

Un beso menguante.

Fille de la lune:

Audaz idea. Un libro de textos de Presentaciones de Libros. Puede ser, el vasto Borges tiene uno de Prólogos...

(Cada vez menos de menos de un mes)

Anónimo dijo...

Vero:

Marijo pinta -indudablemente- pa' imprescindible. Además, es bella la lectora ésa.

Te conmino a cumplir con tu "... ya te ma(n)daré mis percepciones".

Fui lindo el que estés ahí.

Un abrazo azul cobalto.

Cápsula del tiempo:

Prometo públicamente hacer lo preciso por estar allá este año.

Así que, andá añejando ese vinito... Un abrazo, siempre es una fiesta leerte.

Anónimo dijo...

Hablar de Oscar Barbery Suares es hacerlo en palabras mayores, es un genio de la narrativa, es al duende que salgo a buscar por las noches para que me trence el cabello y me pueda dormir tranquila, ya que hace tanto que no duermo...
Además el que sabe quien es Oscar Barbery, sabes pues quien es Oscar Barbery! o no???????????