Invocación al insomnio
¿Y si de golpe muero
y no hice que valiera la pena
el privilegio y el azar de estar vivo?
¿Y si me entierran
y no aprendí
las dos o tres cosas a las que vine?
¿Y si fallezco
y no he conocido ni Egipto
ni Uyuni ni el Taj Mahal?
Peor aún
si soy yo el difunto
¿y no he volado en parapente
ni compuse una canción
ni escalé aquella montaña
ni gasté todos mis orgasmos
ni salí campeón?
¿Y si fuera yo
el de la “irreparable pérdida”
y no he sido feliz
simple
completo
solidario
amado
amoroso
amante?
¿Y si al encontrarme todo estirado en el ataúd
vestido con un traje azul impecable
(que nunca disfruté usar)
resulta que en realidad
no había vivido?
Y no fui amado por nadie, por nadie
-ni siquiera abstracta o fugazmente-
o más siniestro aún
¿si no he sido capaz de dar yo el amor que me faltaba?
Sin duda, esta noche
al apagar la luz
tendré mucho en qué pensar.
Preguntas...
29 de noviembre de 2008
Lucidez a lo Saramago
27 de noviembre de 2008
Desde hace algún tiempo, José Saramago se ha vuelto una de mis voces preferidas.
Hay algo en los textos de este mi abuelo portugués que –intuyo- rozan esa cosa inasible que torpemente llamamos “verdad”. Es por eso que hoy, a manera de invitación a visitar sus libros y su blog (el mismo que está “linkeado” a su derecha, amigo lector), es que reproduzco un texto que me acaban de hacer llegar. Enjoy it (como solemos decir en Vallegrande).
Sobre viejos y jóvenes
Dirán algunos que el escepticismo es una enfermedad de la vejez, un achaque de los últimos días, una esclerosis de la voluntad. No osaré decir que este diagnóstico esté completamente equivocado, pero diré que sería demasiado cómodo querer escapar a las dificultades por esa puerta, como si el estado actual del mundo fuese simplemente consecuencia de que los viejos sean viejos…
Las esperanzas de los jóvenes nunca han conseguido, al menos hasta hoy, hacer el mundo mejor, y la acedía renovada de los viejos nunca ha sido tanta que alcanzara para hacerlo peor.
Hay algo en los textos de este mi abuelo portugués que –intuyo- rozan esa cosa inasible que torpemente llamamos “verdad”. Es por eso que hoy, a manera de invitación a visitar sus libros y su blog (el mismo que está “linkeado” a su derecha, amigo lector), es que reproduzco un texto que me acaban de hacer llegar. Enjoy it (como solemos decir en Vallegrande).
Sobre viejos y jóvenes
Dirán algunos que el escepticismo es una enfermedad de la vejez, un achaque de los últimos días, una esclerosis de la voluntad. No osaré decir que este diagnóstico esté completamente equivocado, pero diré que sería demasiado cómodo querer escapar a las dificultades por esa puerta, como si el estado actual del mundo fuese simplemente consecuencia de que los viejos sean viejos…
Las esperanzas de los jóvenes nunca han conseguido, al menos hasta hoy, hacer el mundo mejor, y la acedía renovada de los viejos nunca ha sido tanta que alcanzara para hacerlo peor.
Claro que el mundo, pobre de él, no tiene culpa de los males que padece. Lo que llamamos estado del mundo es el estado de la desgraciada humanidad que somos, inevitablemente compuesta por viejos que fueron jóvenes, por jóvenes que serán viejos, por otros que no son jóvenes y todavía no son viejos.
¿Culpas? Oigo decir que todos las tenemos, que nadie puede presumir de ser inocente, pero me parece que semejantes declaraciones, que aparentemente distribuyen justicia por igual, no pasan, si acaso, de espurias recidivas mutantes del llamado pecado original, que sólo sirven para diluir y ocultar, en una imaginaria culpa colectiva, las responsabilidades de los auténticos culpables. Del estado, no del mundo, sino de la vida.
Escribo esto un día en que han llegado a España e Italia cientos de hombres, mujeres y niños en las frágiles embarcaciones que suelen utilizar para alcanzar los supuestos paraísos de una Europa rica.
A la isla del Hierro, en Canarias, por ejemplo, llegó un barco de esos, llevando dentro a un niño muerto, y algunos náufragos declararon que durante el viaje murieron y fueron arrojados al mar veinte compañeros de martirio… Que no me hablen de escepticismo, por favor.
No sólo de poesía vive el hombre...
19 de noviembre de 2008
Mi familia es muy emprendedora.
Una parte de ella se dedica a la creación de diversos tipos de muebles y artefactos en metal (con sus correspondientes combinaciones con madera y vidrio, entre otras).
Actualmente estamos promocionando una silla que es “una verdadera maravilla”. Se trata de un accesorio sumamente útil para hogares, oficinas y, por supuesto, instituciones que cuenten con auditorios, salones de eventos, salas de reuniones, etcétera.
Son altamente resistentes, lindas, livianas y ¡¡¡plegables!!! Su costo es de 40 dólares por unidad.
Si alguien está interesado/a, por favor no dude en comunicarse a los teléfonos que se incluyen en el arte, o también vía e-mail a: puky70@hotmail.com
Una parte de ella se dedica a la creación de diversos tipos de muebles y artefactos en metal (con sus correspondientes combinaciones con madera y vidrio, entre otras).
Actualmente estamos promocionando una silla que es “una verdadera maravilla”. Se trata de un accesorio sumamente útil para hogares, oficinas y, por supuesto, instituciones que cuenten con auditorios, salones de eventos, salas de reuniones, etcétera.
Son altamente resistentes, lindas, livianas y ¡¡¡plegables!!! Su costo es de 40 dólares por unidad.
Si alguien está interesado/a, por favor no dude en comunicarse a los teléfonos que se incluyen en el arte, o también vía e-mail a: puky70@hotmail.com
¿UN VAGINARIO EN LA "U"?
12 de noviembre de 2008
Luego de nuestras exitosísimas incursiones en el altiplano y los valles (lugares a los que quiero enormemente, ¡bendita diversidad boliviana!), Sobrevolando el Vaginario -este experimento literario-musical que nos salió tan, pero tan bien- se presentará en algunas universidades cruceñas.
El periplo comenzará mañana jueves 13, a las 20:30, en el Lobby del Aula Magna de la UPSA (Av. Paraguá, pasando el Cuarto Anillo). Luego giraremos por la UAGRM y la Nur en fechas que ya les comentaré.
El costo de la entrada es de 5 Bs (los que, ya se sabe, "no lo harán más pobre y ojalá a nosotros un poquito ricos...", etc.).
¡Nos vemos allá!
Hoy, 05:26
6 de noviembre de 2008
Amanece en el mundo.
Hacia el Este, el cielo tiene fragmentos rosa, luego anaranjados, finalmente celestes.
La vida empieza a moverse y a sonar luego de ese aparente silencio quieto que llamamos: “noche”.
Mañana cumpliré 38 años. Mañana.
Muchas cosas han cambiado desde aquel remoto 7 de noviembre en el que regresé.
Hoy -¡Dios debe existir!- soy menos ingenuo, escucho, comprendo, sé sonreir. Estaba extraviado, pero ya averigüé por dónde es que ando. A este paso, cualquiera de estos días voy y tropiezo conmigo.
También han cambiado otras cosas.
Los presidentes, por ejemplo, ya no son lo que solían ser. Hoy no lucen tan pálidos… Y algunos son, en realidad, algunas… También los hay indios, negros, obreros, jóvenes… Todo un detalle.
Por otro lado, con tan sólo hacer “clic” me entero del antiguo hitita, del feroz mosquetero, de la imposible orquídea, del habitado Pessoa, de la crisis económica global, de seis nuevas formas de energía alternativa, de mi prima en España, del primer y del último filme que en el mundo han sido...
Por diez pesos pueden sonar en mi cuarto Beethoven y Calle 13, Pimpinela o Piazzola. Y en mi querido pueblo tengo teatro ¡casi todos los días!
Confirmado, para un alma que súbitamente quiere comprender y liberarse, estos son los tiempos exactos y el lugar preciso para existir.
Hacia el Este, el cielo tiene fragmentos rosa, luego anaranjados, finalmente celestes.
La vida empieza a moverse y a sonar luego de ese aparente silencio quieto que llamamos: “noche”.
Mañana cumpliré 38 años. Mañana.
Muchas cosas han cambiado desde aquel remoto 7 de noviembre en el que regresé.
Hoy -¡Dios debe existir!- soy menos ingenuo, escucho, comprendo, sé sonreir. Estaba extraviado, pero ya averigüé por dónde es que ando. A este paso, cualquiera de estos días voy y tropiezo conmigo.
También han cambiado otras cosas.
Los presidentes, por ejemplo, ya no son lo que solían ser. Hoy no lucen tan pálidos… Y algunos son, en realidad, algunas… También los hay indios, negros, obreros, jóvenes… Todo un detalle.
Por otro lado, con tan sólo hacer “clic” me entero del antiguo hitita, del feroz mosquetero, de la imposible orquídea, del habitado Pessoa, de la crisis económica global, de seis nuevas formas de energía alternativa, de mi prima en España, del primer y del último filme que en el mundo han sido...
Por diez pesos pueden sonar en mi cuarto Beethoven y Calle 13, Pimpinela o Piazzola. Y en mi querido pueblo tengo teatro ¡casi todos los días!
Confirmado, para un alma que súbitamente quiere comprender y liberarse, estos son los tiempos exactos y el lugar preciso para existir.
La próxima vez que me vea tendré nomás que felicitarme por tan buena puntería...
Jugar una final...
1 de noviembre de 2008
Dentro de una hora y veinte minutos, y a exactos seis días de mi cumpleaños número 38, voy a jugar una final de fútsal. Debe ser por eso que hoy quiero compartir un par de gemas literario-futbolísticas extraídas del libro Espejos de Eduardo Galeano.
La primera es una joya minimalista, y dice:
Maracaná
Los moribundos demoraron su muerte y los bebés apresuraron su nacimiento.
Río de Janeiro, 16 de julio de 1950, estadio de Maracaná.
La noche anterior, nadie podía dormir.
La mañana siguiente, nadie quería despertar.
La segunda revela la capacidad que el escritor uruguayo posee para ver cosas que todos miramos… y de las que nadie se percató.
Fotos: El escorpión
Londres, estadio de Wembley, otoño de 1995.
La primera es una joya minimalista, y dice:
Maracaná
Los moribundos demoraron su muerte y los bebés apresuraron su nacimiento.
Río de Janeiro, 16 de julio de 1950, estadio de Maracaná.
La noche anterior, nadie podía dormir.
La mañana siguiente, nadie quería despertar.
La segunda revela la capacidad que el escritor uruguayo posee para ver cosas que todos miramos… y de las que nadie se percató.
Fotos: El escorpión
Londres, estadio de Wembley, otoño de 1995.
La selección colombiana de fútbol desafía al venerable fútbol inglés en su templo mayor, y René Higuita se manda una atajada jamás vista.
Un delantero inglés dispara un tiro fulminante. Con el cuerpo horizontal en el aire, el arquero deja pasar la pelota y la devuelve con los tacos, doblando las piernas como el escorpión tuerce la cola.
Vale la pena detenerse a mirar las fotos de este documento de identidad colombiana. Su fuerza de revelación no está en la proeza deportiva, sino en la sonrisa que cruza la cara de Higuita, de oreja a oreja, mientras comete su sacrilegio imperdonable.
Adiós, me voy a cometer uno.
Un delantero inglés dispara un tiro fulminante. Con el cuerpo horizontal en el aire, el arquero deja pasar la pelota y la devuelve con los tacos, doblando las piernas como el escorpión tuerce la cola.
Vale la pena detenerse a mirar las fotos de este documento de identidad colombiana. Su fuerza de revelación no está en la proeza deportiva, sino en la sonrisa que cruza la cara de Higuita, de oreja a oreja, mientras comete su sacrilegio imperdonable.
Adiós, me voy a cometer uno.
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