GUITARRA Y FUEGO

14 de febrero de 2011

Como algunos de ustedes saben, guardo en mi museo personal, como una de mis más preciadas cosas, el recuerdo de mi inefable abuelo vallegrandino quien, entre otras cosas, fue un notable guitarrista.
Debió ser por eso (y por mi natural tendencia a decir que sí a todo lo que tenga que ver explícita o remotamente con el Arte) que hace un par de semanas acepté ser el presentador de un joven guitarrista cruceño llamado Sebastián Hurtado.


Como parte del proceso fui invitado a escucharlo en un concierto que el Cuarteto de Fuego brindó en la casa del talentoso muralista Lorgio Vaca.
¡Yo no sabía que la música iba a hacerme eso! De las manos de los cuatro intérpretes brotó la magia, y no es metáfora… La imperecedera música de Bizet y Rodrigo, entre otros, llevó al público que abarrotó el “galpón” a diversos lugares emocionales que llevan nombres tan extraños como: nostalgia, tristeza, euforia y melancolía…
Una semana después, yo, ante más de 300 personas, en el principal escenario de la ciudad de los anillos realicé una presentación que (luego lo supe) gustó bastante por lo breve y amena. Instantes después de mis palabras, la magia de la guitarra volvió a hacerse presente. Sebastián desgranó ante su público una serie de melodías técnicamente jodidas… y emocionalmente inolvidables. Este hombre de 19 años es, sin lugar a dudas, uno de esos artistas que aplaudiremos –lo aseguro- muchas veces en el futuro.






El dato

Su guitarra artesanal, marca Luthier, es griega. Cuesta 2.500 euros. Los vale.

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